viernes, 5 de diciembre de 2014

Time: the only enemy human faces and can never defeat.

“La medición del tiempo como necesidad pasó a ser una obsesión, y Cronos, con su ojo redondo con un mallo clavado en el centro, llegó a ser, y aún sigue siendo, el gran vigilante de las acciones humanas. El viejo dios que se come a sus hijos, el dios vicario de una razón condenada a la infancia sigue teniendo tal importancia que se ha convertido en el oculto enemigo de todos. Todos luchan contra él, mientras el viejo invento de rostro borroso sigue mirando a Urano, haciendo latir rítmicamente un corazón de polvo de estrellas.” 


49 respuestas a la aventura del pensamiento, Eduardo Pérez de Carrera.

Si actualmente tendemos a convertir “necesidades” en obsesiones, en el caso del tiempo este hecho es cuanto menos notorio. Todo tiene una hora, una planificación o un programa. Esto no es algo malo, no si se trata de usarlo en ciertos aspectos que sí necesitan ser planificados. Sin embargo, la obsesión por el tiempo nos está llevando a estructurar absolutamente todo en base al reloj y, lo que es peor, al calendario. Nuestro futuro, ergo nuestra vida, la estamos planeando, de manera que nuestro presente consiste únicamente en el nexo entre pasado y futuro. Esto es, el ahora lo vivimos tratando de encajar lo que hicimos ayer con lo que tenemos que hacer mañana.

Pero… ¿y nosotros? ¿Y nuestro cuerpo? ¿Y el “me apetece”? ¿Y el “quiero”? Esta obsesión por el tiempo se traduce en una obsesión por controlar absolutamente todo lo que nos rodea y lo que nos rodeará. ¿Nadie más ve que es sencillamente imposible conseguir eso? ¿Nadie ha pensado que la frustración de no alcanzar los horarios marcados y los planes establecidos es inevitable? No podemos saber si no habrá interferencias en nuestros caminos, ya sean externas, ya sea que no puedes terminar ese proyecto importantísimo porque te apetece darte una maldita vuelta, que nos impidan cumplir con esos “objetivos”.

La única forma de evitar esa impotencia y esa frustración es eliminar el horario, el plan, la obligación que nos ponemos a nosotros mismos. El “take it easy”. La planificación es necesaria cuando tenemos que hacer algo que no nos apasiona, pues necesitamos una ayuda para ponernos con ello. El problema está ahí: ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo que te apasionaba? ¿Cuándo fue la última vez que una tarea te tenía tan absorto que no querías mirar el reloj, porque simplemente el tiempo no parecía pasar?




“A veces el hombre se complace en la búsqueda de sufrimiento mientras manifiesta su risa en la contemplación mezquina del miedo ajeno. Y no pregunta el secreto del ruido que provocan los miedos. Pedid al ego viejo, tantas veces enfermo, que os cuente a través  del humo de un fuego apagado por qué asustan los cuentos de encuentros del tiempo pasado con el presente.” 


49 respuestas a la aventura del pensamiento, Eduardo Pérez de Carrera.


ALMU



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