jueves, 25 de diciembre de 2014

Lo que sea que es

Pum……Pum……Pum…Pum.Pum.Pum.Pum.Pum.Pum…………….Pum



El ambiente se reseca y el frío se apodera del aliento. La sangre está pensando, y el poco aire que le llega es tan gélido que la colorea de temor. Si antes recorría vías claras de manera sistemática, ahora le cuesta salir del corazón, sin saber adónde va. Un corazón arrítmico, rebelde y esclavo. “Dónde esta, dónde está” es todo lo que retumba en su seno. “Qué hago, qué hago” es todo lo que se deja pulular por esa mente en blanco que dejó de ser capaz de razonar, desde que entró por la puerta. 

La realidad se distorsiona: la rectitud de las paredes baila, los sonidos se aclaran, el suelo tiembla y el aire pesa. Las palabras se amontonan en mi boca y mis ojos se pierden en la neblina que domina el momento. Hay agua por todas partes, y aún así rodea un completo desierto. Un desierto sin arena, vacío de vida y lleno de preguntas, empapadas de duda y de cuestionable determinación. “Hacía dónde voy” se dicen los ojos, que desean evitar esa luz. 

Fue cuestión de un momento, un simple instante. Al final siempre se trata de eso. Uno, dos segundos claves en que la percepción del mundo cambia radicalmente. Uno, dos segundos que lo cambian todo. La forma que tuvo de girarse, cómo pronunció esa palabra, el gesto que hizo con la mano o cómo te miró. 

Y entonces los días empiezan a vaciarse y las noches a llenarse. Llega el olvido de la mano de la obsesión, el miedo de la mano de la esperanza y la preocupación de la mano de la fuerza. Te miras en el espejo y reconoces al ser más desgraciado del mundo, capaz de hacer cualquier cosa, lo que sea, cuando sientes sus ojos sobre ti. Ese pobre y asqueroso espectro podrido al que le han salido alas desde que tuvieron lugar esos uno o dos segundos.

Juro por Dios que cuando sonríe el mundo se para en seco. Y mi mundo se convierte en el suyo. Se convierte en él. Las dificultades se desvanecen porque pocas cosas empiezan a importar ahora. Hoy sólo quiero saber por qué brilla el sol, por qué me duele el alma, por qué no puedo elegir y por qué él y no yo. 

Aún es pronto para pronunciarse. Pero aún es tarde. Ahora es tarde. Porque ya llegaron las preguntas, y siempre que hay una interrogación el instinto va a buscar, hasta quemarse, un punto y final. 

La unión está en la diferencia que se complementa. Si tienes esta sensación, es porque has encontrado lo que te completa. Lo buscaras o no, prepárate, porque ha llegado el momento en que te vas a destruir día tras día hasta quedar en polvo, sólo para que cuando por fin consigas perder la consciencia aparezca su imagen en tu cabeza y te recuerde por qué de pronto tienes esperanzas de un mundo mejor.

ALMU 

Diciembre 2014





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