viernes, 24 de octubre de 2014

FDO: Mamá

Tengo 21 años y un día, y llevo diciendo como unos dos años que quiero ser madre. Pero que lo quiero ser ya. Que tendría un bebé ahora mismo si pudiera. Cuando cuento esto, la reacción normalmente es de sorpresa o de espanto, lo cual es comprensible. 

Sin embargo se lo dije a mi madre y ella sólo me aconsejó, con toda la tranquilidad del mundo, que esperara un par de años a acabar la carrera; ella se pre-jubilaba y así cuidaba de mi bebé. Es decir, para nada le extrañó que quisiera ser madre ya, y de alguna forma me dio la sensación de que le pareció hasta bien. Tendrá casi las mismas ganas que yo de que ronde un bebé por la familia. 

Sabéis que estoy completamente loca, así que esto no os extrañará tanto. Ya os he contado que para mí la locura es salud mental. Si no seguro que lo veis de otra forma leyendo la felicitación de mi mamá. Puede que algún día mi bebecito cumpla años a 5000 y pico kilómetros de mí, pero yo le recordaré como una bolita en mis brazos, y espero que él piense en mí como yo he pensado en mi mamá el día de mi cumpleaños (y el resto de días).

Y es que yo quiero ser madre por cosas así. Por tener un bebecito que cumple 21 años, y todavía recuerde exactamente lo que pasó el día que esa cosita preciosa, esa vida que se creó en mis entrañas, yació en mis brazos por primera vez. 

Te quiero mucho, mamá. 

ALMU

Hola hija, te quería felicitar a las 6 en punto que es día 23 en Montreal. Ahora, te mando un correo mucho más largo.

Supongo que te lo habré contado un millón de veces, pero aquí va la 1.000.001 ..

Eras la niña más bonita del mundo cuando naciste. Con muy poco pelo, y el que tenías era blanco. Tu carita era como una manzanita. Eras muy grande y tenías las manos más bonitas que he visto en un bebé.

Los pies, ya lo sabes, eran como las manos, largos y muy delgados. Hizo tanto frío que tu tío Pepe se tuvo que volver de Navarra porque no podían aguantar en los puestos de la montería.

El que más alucinado estaba era tu hermano. No sé qué pasaría por su cabeza. Tenía 4 años, y hablaba de todo, menos de lo que sentía.

A Geni se lo llevaron al nido, pero en La Milagrosa no. Desde el principio estuviste con nosotros. Solo te llevaron para hacerte el agujero de los pendientes. Llegó una monjita y nos lo dijo. Nos pareció estupendo. Cuando volvió dijo que no habías llorado nada.

Es decir, te acompañan esos agujeros desde hace 21 años.

Vino a verte todo el mundo. Tal vez el que más tardó fue el abuelo Eugenio. Después nos enteramos de que era porque un amigo suyo estaba muy enfermo.

Unos meses antes había nacido María, toda morena. La verdad es que no parecías hija mía. Rubia, blanquísima, igual que tu padre.

Y eras grande, muy muy grande. Larga como un día sin pan. Medio centrímetro más larga que Geni cuando nació. 53 centímetros. Todo un record para una ochomesina.

Es el primer cumpleaños que no te veo. Creo que en todos hemos estado contigo, porque, cuando cumpliste 17 años, que jugaste en Medi, también fuimos con vosotras. Os dieron una soberana paliza, pero ... Te acuerdas que la Valdi iba con muletas.

Ahora también estamos contigo. Toda mi energía va hacia ti, para que nos sientas junto a ti.

Felicidades hija. Un beso muy fuerte,

Mamá


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